Secretaría de Innovación, Desarrollo Profesional y Tecnologías en Educación

El 26 de enero es el Día Mundial de la Educación Ambiental, recordado internacionalmente con el fin de enfatizar la importancia de la educación como generadora de conciencia sobre el cuidado del ambiente.

Esta fecha se originó con la Declaración de Estocolmo, en 1972, durante la Conferencia sobre el Medio Ambiente Humano organizada por las Naciones Unidas, y se decretó a la Educación Ambiental como una prioridad. Tres años después, se firmó un acuerdo entre países, la Carta de Belgrado: un marco general para la Educación Ambiental, donde se establecieron fines ambientales, y objetivos, metas y principios de su educación.

En el año 1977, sólo dos años después del Seminario de Belgrado, se celebró en Tbilisi, la capital de Georgia (URSS), la primera Conferencia Intergubernamental de Educación Ambiental, también organizada por la UNESCO en colaboración con PNUMA, donde se insta a los Estados Miembros a incluir en sus políticas de educación la incorporación de contenidos y actividades relacionadas con el cuidado del ambiente, entre otras cuestiones.

Es importante destacar que, en junio de 2021, en nuestro país, se sanciona la Ley de Educación Ambiental Integral N° 27621 que permite reconocer y definir a la Educación Ambiental como un “proceso educativo permanente (...), que tiene como propósito general la formación de una conciencia ambiental, a la que articulan e impulsan procesos educativos integrales orientados a la construcción de una racionalidad, en la cual distintos conocimientos, saberes, valores y prácticas confluyan y aporten a la formación ciudadana y al ejercicio del derecho a un ambiente sano, digno y diverso. (...)” (Art. 2°, Cap. II).

Asimismo, desde hace más de una década, Córdoba ha avanzado en relación con las normativas que enmarcan la Educación Ambiental.

Actualmente, se hace necesario caminar por la vía de una educación para el desarrollo sostenible, inclusiva y con visión a largo plazo.

Esta área específica supone trabajar con un enfoque integrador, holístico y transversal desde diferentes espacios curriculares/campos de conocimiento con el objetivo de que los/as ciudadanos/as nos reconozcamos como parte del ambiente en permanente interacción e interdependencia y que posibilite el análisis crítico del propio ambiente en su globalidad y complejidad, trascendiendo el ámbito de la escuela.

Es importante, entonces, avanzar en una propuesta pedagógica donde se entienda el ambiente como la relación entre la naturaleza, la sociedad y las culturas, expresándose en un territorio y momento histórico dado e inmerso en un sistema socioeconómico en el que se desarrolla y donde el trabajo áulico e institucional esté centrado en el tratamiento de valores vinculados con el abordaje de núcleos temáticos, hechos y situaciones ambientales a partir del análisis de la realidad situada, local y regional, sin perder de vista lo nacional y global.