Herramientas de comunicación y gestión de conflictos

El conflicto como oportunidad

En nuestra vida cotidiana enfrentamos una multiplicidad de situaciones que suelen ser vividas como “conflictivas”. Nos movemos e interactuamos en diferentes ámbitos donde el conflicto está presente y afecta la convivencia.

Siguiendo a Nató (2006), a la idea de conflicto siempre se le atribuye un sentido negativo, asociándolo con peleas, confrontaciones, crisis o contingencias.

En efecto, en el diccionario de la RAE es definido como “combate, lucha, pelea”, “problema o materia de discusión”.

Sin embargo, además de ser inevitable y caracterizarse por ser ubicuo y universal (Alzate),para diferentes autoras/es el conflicto no es negativo, anormal o disfuncional. Tampoco reúne connotaciones positivas. Sino que simplemente “es”, al concebirse como:


Un hecho real que acontece y debe ser abordado.



Considerando entonces que el conflicto se presenta regularmente en todos los ámbitos sociales, en este espacio repararemos en los conflictos interpersonales por ser éstos los más experimentados y vivenciados en nuestras relaciones laborales, en especial, en las instituciones educativas.

Pero… ¿Qué entendemos por conflicto?

Tomando a Marines Suares (2011), el conflicto es una “interacción incompatible o marcada por la disconformidad entre las partes (dos o más) donde los antagonismos que se anidan en las situaciones conflictivas son favorables ya que, al abordarlos, impulsa la evolución humana”.

En toda escuela, estas situaciones poseen distinto alcance pudiendo repercutir en los equipos directivos, cuerpo docente, estudiantes, madres, padres o tutores y comunidad escolar en general, dando lugar a la necesidad de un tratamiento adecuado. En este aspecto, es importante tener en cuenta que:


Ante cada conflicto, tendremos diferentes formas de abordarlo.



En este contexto, según Alzate, existen 4 fases en el ciclo de un conflicto: la primera está basada en nuestras propias creencias y actitudes respecto a cada situación problemática que se nos presenta; la segunda etapa se produce con la ocurrencia del conflicto, siendo la tercera la respuesta o reacción que tengamos ante el mismo.

Es en esta fase donde iniciamos un accionar que se ajustará a un mapa de creencias predeterminado y variará según cada persona. De ahí es que existan diferentes formas a la hora de abordar una situación, como hablar, callar, gritar o tomar una conducta evitativa, entre otras.

Finalmente, la cuarta y última fase es la obtención de un resultado el que, la mayoría de veces, tiende a reforzar el sistema de creencias y a repetir patrones de conducta utilizados con anterioridad.


Creencias - Conflicto - Respuesta - Resultado




Entonces, ¿por qué el conflicto es una oportunidad?

Porque luego de asumir su condición de inevitable, podremos pararnos desde otra perspectiva y elegir qué actitud emplear ante su acaecimiento.

Esta actitud y forma que utilicemos para su abordaje, podrá llevarnos a un proceso de aprendizaje, cambio y mejora en nuestra comunicación e interacción social.

De manera complementaria, podremos enriquecernos con el uso de estrategias y herramientas que nos permitan desarrollar habilidades para la gestión y resolución pacífica.

Finalmente, teniendo en cuenta que cada conflicto es una oportunidad en nuestra vida cotidiana y laboral, invitamos a analizar las siguientes preguntas:


▶️¿Cómo ha sido tu manera de abordar las diferentes situaciones conflictivas este año, en especial, las acontecidas durante tu trabajo institucional o áulico?

▶️¿Has notado alguna repetición en la forma de encarar cada conflicto y en los resultados obtenidos?

▶️Por último, ¿has quedado conforme o sentido bienestar en tu manejo y gestión de conflictos?